El embalse de Puentes Viejas está situado en el curso medio del río Lozoya, en la Sierra de Guadarrama (Comunidad de Madrid). Pertenece a la red de embalses del Canal de Isabel II y es el tercer embalse en el sentido de la corriente que se encuentra el río a su paso, siendo su superficie máxima de 280 ha.
Después de la construcción del embalse de El Villar, Madrid contó, durante bastantes años, con un almacenamiento de agua suficiente para abastecerse durante los meses de estiaje del río Lozoya, periodo durante el que el caudal del río no era suficiente para satisfacer el consumo de agua de la capital. No obstante la población fue creciendo y aumentando la demanda de agua. Cuando Ramón de Aguinaga se hizo cargo en 1907 de la Dirección del Canal de Isabel II, al recuperar este organismo la estructura de empresa, uno de los primeros problemas que detectó es que la cantidad de agua que el embalse del Villar almacenaba podía no ser suficiente para garantizar el suministro si se repetían las situaciones de sequía que habían ocurrido en algunos años anteriores, dado el incremento de demanda que era previsible a la vista del incremento de la población.
Ya se habían planteado distintas opciones para incrementar la capacidad de almacenamiento tales como las planteadas por su antecesor en el cargo, Alfredo Álvarez Cascos cuando el Canal era un servicio del Ministerio de Fomento, cuyas propuestas incluían "el aumento de capacidad del embalse del Villar" y la "construcción de la presa de embalse en el río Guadalix"2 . Sobre esta última actuación debe reseñarse que se acababa de construir, o ampliar, el canal del Guadalix que permitía la incorporación de hasta 4 m3/s desde el azud del Mesto en el Guadalix, pero no existía ninguna presa para embalsar en este río, por lo que solo era posible utilizar las aguas fluyentes en él. Ramón de Aguinaga estudió que se necesitaba un incremento de 30 hm3 en la capacidad de almacenamiento, descartando la posibilidad de recrecer El Villar por las dificultades y riesgos que ello podía entrañar. Optó por la construcción de un nuevo embalse, aguas arriba de aquel, por una serie de ventajas que plantea en su estudio entre las que destaca que "favorecerá extraordinariamente la autodepuración de las aguas".
Después de la construcción del embalse de El Villar, Madrid contó, durante bastantes años, con un almacenamiento de agua suficiente para abastecerse durante los meses de estiaje del río Lozoya, periodo durante el que el caudal del río no era suficiente para satisfacer el consumo de agua de la capital. No obstante la población fue creciendo y aumentando la demanda de agua. Cuando Ramón de Aguinaga se hizo cargo en 1907 de la Dirección del Canal de Isabel II, al recuperar este organismo la estructura de empresa, uno de los primeros problemas que detectó es que la cantidad de agua que el embalse del Villar almacenaba podía no ser suficiente para garantizar el suministro si se repetían las situaciones de sequía que habían ocurrido en algunos años anteriores, dado el incremento de demanda que era previsible a la vista del incremento de la población.
Ya se habían planteado distintas opciones para incrementar la capacidad de almacenamiento tales como las planteadas por su antecesor en el cargo, Alfredo Álvarez Cascos cuando el Canal era un servicio del Ministerio de Fomento, cuyas propuestas incluían "el aumento de capacidad del embalse del Villar" y la "construcción de la presa de embalse en el río Guadalix"2 . Sobre esta última actuación debe reseñarse que se acababa de construir, o ampliar, el canal del Guadalix que permitía la incorporación de hasta 4 m3/s desde el azud del Mesto en el Guadalix, pero no existía ninguna presa para embalsar en este río, por lo que solo era posible utilizar las aguas fluyentes en él. Ramón de Aguinaga estudió que se necesitaba un incremento de 30 hm3 en la capacidad de almacenamiento, descartando la posibilidad de recrecer El Villar por las dificultades y riesgos que ello podía entrañar. Optó por la construcción de un nuevo embalse, aguas arriba de aquel, por una serie de ventajas que plantea en su estudio entre las que destaca que "favorecerá extraordinariamente la autodepuración de las aguas".